Un país con el nombre de un río Tres buses, una cacciola, taxis, micros, colectivos: 36 horas. Santiago y su calor demente. Luego la cordillera, largas nocturnas pampas y mi amada Buenos Aires. La luz del primer tren hasta el Delta del Tigre. Río de la Plata, el río-mar adormeciéndonos. Llegar a Colonia y cruzar praderas hasta alcanzar, de noche, al Montevideo que Galeano tan bien dibujó en "La Canción de Nosotros". Era febrero y era carnaval, las calles en donde el día parecía ser sólo una excusa para la siesta en espera de la noche y su juego de disfraces. Yo soñaba con esta ciudad, la intuía en las canciones de Fernando Cabrera, la olía en el mate amargo de todos los días, la pintaba azulosa como nos cantó Drexler. La Galeano Llegábamos al Uruguay en busca del hombre a quien le robáramos el nombre. Un nombre con el que bautizamos una experiencia que en Chile, durante diez años, jugó a sembrar afanes utópicos en territorios de la Academia. La Galeano, alguna vez intento d...
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